martes, 30 de octubre de 2012

Madame Bovary de Gustave Flaubert

Considerada unánimemente una de las mejores novelas de todos los tiempos, Madame Bovary narra la oscura tragedia de Emma Bovary, mujer infelizmente casada, cuyos sueños chocan cruelmente con la realidad. Al hechizo que ejerce la figura de la protagonista hay que añadir la sabia combinación argumental de rebeldía, violencia, melodrama y sexo, «los cuatro grandes ríos», como afirmó en su día Mario Vargas Llosa, que alimentan esta historia inigualable. La publicación de esta obra en 1857 fue recibida con gran polémica y se procesó a Flaubert por atentar contra la moral. A través del personaje de Madame Bovary, el autor rompe con todas las convenciones morales y literarias de la Burguesía del siglo XIX, tal vez porque nadie antes se había atrevido a presentar un prototipo de heroína de ficción rebelde y tan poco resignada al destino. Hoy existe el término «bovarismo» para aludir aquel cambio del prototipo de la mujer idealizada que difundió el romanticismo, negándole sus derechos a la pasión. Ella actúa de acuerdo a la pasión y necesidad que siente su corazón de avanzar en la búsqueda de su felicidad, pasando por los ideales establecidos para la mujer en esa época. Rompe con el denominado encasillamiento en que la mayoría de las mujeres estaban sometidas.


El origen del realismo, movimiento de la segunda mitad del siglo XIX, se encuentra intrínsecamente ligado a la novela épica, a la novela naturalista y a la novela mágica. Madame Bovary es, sin duda alguna, la novela más importante de este movimiento. Además de ser una de las selecciones literarias por excelencia en el género del llamado romanticismo tardío, Madame Bovary, constituye uno de los puntos de referencia para el movimiento del realismo literario, e incluso, para la entrada del realismo dentro del ámbito de la filosofía.
No obstante, la historia también se halla estrechamente unida a lo que se conoció como la novela alegórica, dado que más que una novela de romance que terminará en el suicidio de su protagonista femenina y en la muerte por decepción amorosa, o pena moral, de su protagonista masculino es también una crítica a la sociedad burguesa del siglo XIX, posterior a la revolución francesa y al gobierno absolutista de Napoleón en Francia.
En tres partes, con una increíble agudeza literaria, Gustave Flaubert nos muestra su punto de vista sobre la vida de la sociedad de alto rango en la Francia del temprano siglo XIX, al casar al personaje principal con alguien que nada le ofrece más que exhibirla como si fuese un trofeo y al encontrar en un estudiante de leyes, con quien tendrá una cruel y triste historia, lo que siempre buscó, pero que al final, no la llevará a nada más que a su muerte. Madame Bovary, es pues más que una novela, un retrato fiel y un paradigma para la literatura realista y universal y para la filosofía francesa de los siglos XIX a XXI.
Argumento:
Primera Parte:
Tras su infancia, y teniendo terminados sus estudios en una escuela de provincia y la facultad de Ruan, Charles Bovary, recién trasladado a Tostes para ejercer como médico, se casa con una viuda por expresa petición de su madre, aunque la relación no será duradera debido a que la primera esposa de Charles fallecerá poco después del enlace. Debido a su trabajo, Charles debe visitar en una granja al señor Rouault y allí se encuentra con una bella joven, la hija del señor Rouault, Emma, que consigue seducirle. Charles se enamora y le pide al señor Rouault la mano de su hija en matrimonio. Ella consiente y se convierte en la señora Bovary. Madame Bovary, asidua a la lectura de novelas románticas, tiene unas ideas sobre el matrimonio que no llegarán a corresponderse con su relación con Charles. Después de una visita a la casa del marqués de Vaubyessard, Emma vuelve a fantasear con una vida idílica, privilegiada. Pero la vuelta a la realidad, a una vida aburrida junto a su marido, hace que Madame Bovary caiga enferma. Para su recuperación, Charles decide cambiar de aires, y trasladarse a un pueblo cerca de Ruan, Yonville-l'Abbaye.

Segunda parte:
Cuando se trasladan a Yonville, Emma está embarazada, dará a luz a una niña a la que llamarán Berthe pero Madame Bovary no ejercerá de madre prácticamente en ningún momento. En Yonville, la familia Bovary conocerá a sus nuevos vecinos. El señor Homais, el farmacéutico, junto con su familia; El señor Lherheux, un comerciante un tanto manipulador; La señora Lefrançois, dueña del Lion D'Or, y otros como los señores Tuvache, Guillaumin... Entre todos estos vecinos, se encuentra León Dipuis, que simpatizará con Emma. Su pasión por el mismo tipo de literatura les llevará a un amor imposible. Ante esta situación León decide marcharse a Ruan y seguir con sus estudios. El aburrimiento de Emma y su disgusto por la falta de atención de su marido, le llevará a empezar a coquetear con Rodolphe Boulanger, un don Juan de Yonville. Madame Bovary y Rodolphe se convierten en amantes. Emma se escapa por las noches para ver a Rodolphe, y llega a ser tan grande el amor que siente por él, que le propone una fuga de Yonville, los dos juntos. Rodolphe acepta, pero en el momento de la fuga, se va sin Emma. Le escribe una carta, que hace enfermar nuevamente a la señora Bovary. Antes de la enfermedad, Madame Bovary contrae numerosas deudas con el señor Lhereux, que aumenta Charles, tras la decaída de Emma. Tras la lenta recuperación de Madame Bovary, Charles decide llevarla a Rouen a la ópera. Allí se encuentra a León Dipuis.
Tercera parte:
León se convierte en el nuevo amante de Emma, que finge ir a clases de piano para encontrarse clandestinamente con el pasante. Ella sigue contrayendo deudas y firmando pagarés con el señor Lhereux, dejando a su familia con una enorme cantidad de problemas monetarios. Ante esta situación de gran problema económico y el abandono de sus amantes, Emma se encuentra desesperada, y decide acabar con su vida. Acude a la botica de Homais, e ingiere una cantidad de arsénico en polvo. Poco tiempo después fallece en su cama. Después de su muerte, la situación de Charles también es crítica. Embargan su casa y todos sus bienes ya que no puede hacerse cargo de toda la deuda contraída por su mujer. Encuentra también la carta que Rodolphe le escribe a Emma para despedirse, descubriendo así que su mujer le era infiel. Aunque todo esto no es motivo suficiente para que Charles deje de amar a su fallecida mujer. El señor Bovary, finalmente acabará muriendo también, dejando a la pequeña Berthe huérfana que, como la madre de Charles también muere y el padre de Emma queda paralítico, acaba siendo enviada a vivir con otra tía suya.

El Autor Gustave Flaubert:

(Ruán, Francia, 1821 - Croisset, id., 1880) Escritor francés. Hijo de un médico, la precoz pasión de Gustave Flaubert por la literatura queda patente en la pequeña revista literaria Colibrí, que redactaba íntegramente, y en la que de una manera un tanto difusa pero sorprendente se reconocen los temas que desarrollaría el escritor adulto.
Estudió derecho en París, donde conoció a Maxime du Camp, cuya amistad conservó toda la vida, y junto al que realizó un viaje a pie por las regiones de Turena, Bretaña y Normandía. A este viaje siguió otro, más importante (1849-1851), a Egipto, Asia Menor, Turquía, Grecia e Italia, cuyos recuerdos le servirían más adelante para su novela Salambó.
Excepto durante sus viajes, Gustave Flaubert pasó toda su vida en su propiedad de Croisset, entregado a su labor de escritor. Entre 1847 y 1856 mantuvo una relación inestable pero apasionada con la poetisa Louise Colet, aunque su gran amor fue sin duda Elisa Schlésinger, quien le inspiró el personaje de Marie Arnoux de La educación sentimental y que nunca llegó a ser su amante.

Los viajes desempeñaron un papel importante en su aprendizaje como novelista, dado el valor que concedía a la observación de la realidad. Flaubert no dejaba nada en sus obras a merced de la pura inspiración, antes bien, trabajaba con empeño y precisión el estilo de su prosa, desterrando cualquier lirismo, y movilizaba una energía extraordinaria en la concepción de sus obras, en las que no deseaba nada que no fuera real; ahora bien, esa realidad debía tener la belleza de la irrealidad, de modo que tampoco le interesaba dejar traslucir en su escritura la experiencia personal que la alimentaba, ni se permitía verter opiniones propias.
Su voluntad púdica y firme de permanecer oculto en el texto, estar («como Dios») en todas partes y en ninguna, explica el esfuerzo enorme de preparación que le supuso cada una de sus obras (no consideró publicable La tentación de san Antonio hasta haberla reescrito tres veces), en las que nada se enunciaba sin estar previamente controlado. Las profundas investigaciones eruditas que llevó a cabo para escribir su novela Salambó, por ejemplo, tuvieron que ser completadas con otro viaje al norte de África.

Su primera gran novela publicada, y para muchos su obra maestra, es Madame Bovary (1856), cuya protagonista, una mujer mal casada que es víctima de sus propios sueños románticos, representa, a pesar de su propia mediocridad, toda la frustración que, según Flaubert, había producido el siglo XIX, siglo que él odiaba por identificarlo con la mezquindad y la estupidez que a su juicio caracterizaba a la burguesía.
De esa misma sátira de su tiempo participa toda su producción, incluido un brillante, aunque inacabado,Diccionario de los lugares comunes. La publicación de Madame Bovary, que supuso su rápida consagración literaria, le creó también serios problemas. Atacado por los moralistas, que condenaban el trato que daba al tema del adulterio, fue incluso sometido a juicio, lo cual lo decidió emprender a un proyecto fantasioso y barroco, lo más alejado posible de su realidad: Salambó, que relataba el amor imposible entre una princesa y un mercenario bárbaro en la antigua Cartago.
Su siguiente gran obra, La educación sentimental(1869), fue, en cambio, la más cercana a su propia experiencia, pues se proponía describir las esperanzas y decepciones de la generación de la revolución de 1848. Su última gran obra, Bouvard y Pécuchet, que quedaría inconclusa a su muerte, es una sátira a la vez terrible y tierna del ideal de conocimiento de la Ilustración.
La abundancia de los trabajos que posteriormente se han dedicado a Gustave Flaubert, y en particular a su estilo, confirma el papel central que desempeñó en la evolución del género novelístico hasta la mitad del siglo XX.




12 comentarios:

  1. Me ha parecido interesante encuadrar en el tiempo la novela que nos ocupa. He hecho un pequeño resumen del texto de wikipedia, con la idea de no aburrir al personal.
    Siglo XIX
    La literatura francesa en el siglo XIX es esencialmente marcada por el romanticismo, el realismo y el naturalismo.
    Romanticismo
    El Romanticismo es un movimiento de reacción frente al neoclasicismo que, nacido en Inglaterra y Alemania, alcanzó a Francia lo mismo que a otros países europeos. Se exalta la imaginación, las pasiones y la visión personal del hombre y del mundo. Se manifiesta en la literatura ya en época napoleónica, con Madame de Stael y Chateaubriand (Genio del cristianismo). Predomina la novela, con autores como George Sand (La mare au diable) (1846), (La petite Fadette) (1849), (Le marquis de Villemer) (1860), y el primer Balzac (Le Père Goriot) (1834), (Eugénie Grandret) (1833) y la mayor parte de las obras que integran la (Comédie humaine) (de 1833 a 1850).
    Se considera que el teatro romántico comenzó con el estreno de Hernani (1830) de Víctor Hugo, siendo considerado este último el maestro de la escuela romántica. Al año siguiente se publicaría la que posiblemente sea su obra más conocida: la novela Notre Dame de París. En 1862 publicó Los miserables o Les Misérables.
    Otras figuras del romanticismo francés son Alfred de Vigny (Chatterton), (Les destinées), poeta, dramaturgo, y novelista, Alexandre Dumas (padre), creador de Los tres mosqueteros y El conde de Montecristo; y el joven Théophile Gautier, igualmente dedicado a varios géneros literarios y gran defensor del romanticismo.
    No debemos olvidar a Stendhal con (Le rouge et le noir), de 1831, y (La Chartreuse de Parme), de 1839, y a Barbey d'Aurevilly con su famosa (Les diaboliques).
    Parnasianismo
    La reacción contra el romanticismo produce en la poesía la escuela parnasiana. Sus figuras más conocidas son Leconte de Lisle y también Théophile Gautier sin que renunciara a sus ideales románticos. Charles Baudelaire (las flores del mal, 1857) es considerado como uno de los poetas más importantes del siglo XIX, y su obra influenciará directamente los simbolistas.
    Realismo y naturalismo.
    Hacia 1848, se inicia la reacción contra el romanticismo en la novela, al que se considera superado, originándose el realismo, que dominaría la escena literaria hasta, aproximadamente, 1874[cita requerida]. Propugna describir la realidad cotidiana sin artificios y sin idealizarla, escogiendo sus protagonistas entre las clases populares y medias, y reflejando temas sociales comunes a la mayoría de la gente. La novela fue su principal medio de expresión. No obstante, el público lector había aumentado, y ello motivó una mayor difusión del periodismo y de las novelas, especialmente del tipo novela por entregas.
    El movimiento realista está iniciado y representado entonces por Honoré de Balzac (La comedia humana) y Stendhal (Rojo y negro), que se imponen como tarea la descripción en sus obras de la estructura de la nueva sociedad francesa de su época.
    Después de la revolución del 48 y el eclecticismo consiguiente, el movimiento realista desemboca en un naturalismo más "cientifista" y empírico, en parte todavía burgués y en parte también crítico de la burguesía. La novela continúa siendo el género más destacado y los novelistas alcanzan un primer plano social. Autores representativos en Francia son Gustave Flaubert (Madame Bovary, 1856) y Guy de Maupassant.
    Con Émile Zola (Los Rougon-Macquart) se llega al naturalismo.


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  2. Mi primera impresión sobre el libro es de lo mas positiva, aparte para ser un clásico es de lo mas entretenido, Flaubert me parece un gran escritor que describe de maravilla.

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  3. Este libro si merece 18 tertulianos.

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  4. Tengo que reconocer que las descripciones , a veces, me agobiam pues estoy deseando ir al grano. No me ocurre esto con Madame Bovary, como tampoco me ocurre cuando leo libros de Oscar Wilde, pues tanto en un caso coomo en otro me parecen unas descripciones bellísimas y muy poéticas. De todas formas quizás yo soy un poco cursi.

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  5. De cursi nada, porque la verdad que Flaubert no te abure para nada en sus descripciones, al revés te mete tanto en los paisajes y en las seducciones, que parece que las estas viviendo tú.

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  6. Lo siento pero con la rapidez he puesto " te abure, en vez de Te aburre ", mil perdones

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  7. Bueno compañeras tertulianas me acabe el libro.
    ¿Que me parece?; Buenísimo, las descripciones de Flaubert me parecen geniales, la historia buenísima de donde sacas varias conclusiones. De los personajes que decir, hay que introducirse en aquella época para entenderlo, en definitiva que me ha gustado mucho no, muchísimo, de donde he sacado varias frases.

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  8. Estoy contigo en lo de ponerse en la época, pero no creas que es un tema que esté acabado. Todavía quedan mujeres que siguen esperando ese prícipe azul, ¿o no, chicas?Esto va con un poco de guasa, pero tiene su fondo de verdad.

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  9. También acabé de leerlo,...y que cosa, a pesar de las "minuciosas" descripciones, que por cierto me intentaba "saltar" -luego tenía que leerlas para enterarme ;)- me ha gustado, sí; los diversos temas siguen estando vigentes; "la historia se repite"

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    1. Pues si se repite, el adulterio, la usura, la seducción y un largo etc...por desgracia siguen vigentes hoy en día

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  10. Madame Bovary me parece uno de esos libros que no se pueden dejar de leer. Las descripciones muy buenas, aunque en algunos momentos apetezca saltarse unas líneas por la impaciencia de saber qué va a pasar. Algunas frases son realmente poéticas. Y la historia, como decía, no caduca. El tema de la eterna insatisfecha (o insatisfecho), y las posibles consecuencias, en este caso trágicas. Creo que va a dar para una muy buena tertulia...

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