martes, 14 de mayo de 2013

Relato ganador por una antigua alumna del cole Marta Sanz UN SUEÑO MUY REAL


Aqui os dejo el relato de Marta Sanz espero os guste tanto como a mi

UN SUEÑO MUY REAL

¿Dónde estoy?... ¿Por qué todo es tan extraño?... ¿Qué habrá sucedido?... Bueno, seguiré andando...- Voy pensando mientras observo lo que me rodea – A algún sitio tendré que llegar, o eso espero...

Un gran bosque o quizás una selva es lo que me rodea. No paro de oír ruidos extraños a mi alrededor. He de reconocer que soy verdaderamente asustadiza por lo que este panorama no me tiene muy tranquila, a pesar de todo, trato de medir cada uno de mis movimientos evitando cualquier acto brusco que pueda originar mi caída, no tengo que llamar la atención a nada de lo que me rodea, ya que dudo que pueda encontrar a alguien amable vagando entre estos parajes...
¡Una luz! - Grité del entusiasmo, quizás mis suposiciones eran erróneas y no me hallaba sola - ¡Esperad!
No sé ni cómo ni por qué, pero comencé a correr tras esa luz, algo me decía que no era seguro pero no podía frenarme, algo en mi cuerpo hasta ahora desconocido hacía que la siguiera ,a pesar de que cada vez esa luz se alejaba más y más.

  ¡Esperadme! ¡Necesito ayuda! ¡No estáis solos! ¡Esperad! - Poco a poco subía más mi volumen pero seguían haciendo caso omiso de mis desesperadas palabras.

De repente, una voz salió de entre la espesura:

  Tranquila,...despierta, no es más que una pesadilla...

Al abrir los ojos descubrí que estaba en mi cuarto, acostada sobre mi cama, pero no había nadie conmigo...
     ¿De quién sería esa voz que pretendía despertarme?- Me preguntaba a mi misma.

Me levanté de la cama dirigiéndome rápida pero sigilosamente hacia la cocina a por un vaso de agua que pudiera despejarme de aquel horrendo sueño. Mientras estaba de regreso a mi cama, una fina brisa me hizo sospechar que algo no iba bien, que mi pesadilla había ido mucho más allá de lo ficticio.
Los malos presentimientos pronto serian confirmados con los hechos que estaban a la vista.
Esa brisa, ese hedor insoportable, se acentuaba cada vez más conforme me iba acercando al cuarto de mi madre. Cuando intenté abrir la puerta, el pomo cayo desprendido al suelo sin que yo pudiera evitarlo. Traté de mirar a través del pequeño orificio que dejó el pomo al caer pero ,tras el ,solo pude ver una pequeña imagen de la cama de mi madre, pero la pregunta era :¿Dónde estaba ella?.
De repente, la puerta se entreabrió aunque había algo en el suelo que impedía que se abriera del todo. Entre esa pequeña abertura me hice paso, necesitaba saber que había tras esa puerta. Sin ningún motivo, mis ojos comenzaron a llorar, noté como mi cuerpo comenzaba a temblar involuntariamente, como mi piel comenzaba a helarse de poco en poco, y es que, lo que tenia delante de mis ojos me impedía emitir sonido alguno.
Mi madre yacía en el suelo, pero no había sangre, sus ojos estaban blancos...

¡Mamá! Estoy aquí, responde por favor, no me dejes aquí... no me dejes aquí...dejes aquí...aquí...
 
Esas son las últimas palabras que recuerdo de ese día, eran las 16:00 cuando pude volver a abrir los ojos mientras trataba de articular algún sonido que tuviera sentido. Había perdido, al menos momentáneamente, la capacidad del habla pero mi boca no estaba dormida, yo la sentía, era como si hubiera olvidado el hablar, a pesar de que, realmente, eso no me preocupaba. Traté de levantar mi cuerpo de aquella incomoda cama, tenía que buscar a mi madre, tenía que llamar a urgencias, pero no había nadie allí, me encontraba sola, encerrada entre esas cuatro paredes, todas y cada una de ellas blancas como la leche, sin ningún toque de color ni de suciedad. La falta de mobiliario era lo que más curiosidad creaba en mi, ya que me impedía comprender donde me encontraba.
Finalmente saque toda mi fuerza, hasta de donde no sabia que había, para levantarme de aquella cama y dirigirme a la única puerta de la sala. Agarre fuertemente el plateado pomo, esta vez no dejaría que cayera. Para mi sorpresa y alegría, la puerta se abrió sin ningún problema, pero estaba segura de que tal alegría no podía durar mucho.

Era de noche y costaba ver mas allá de la punta de la nariz debido a la gran niebla que había esa noche en la ciudad, pero eso no me impidió confirmar que me hallaba en mi ciudad, a pesar de que el terrible hedor que había en el ambiente me hacia pensar que estaba en zona de puerto, cerca de algún mar o rio que verdaderamente olía a pescado muerto aunque también me hizo recordar el olor que desprendía el cuarto de mi madre aquella noche en la que ella yacía en el suelo. Los edificios me eran familiares, estaba en la Plaza Mayor, en el centro de la ciudad, por lo que decidí dirigirme de nuevo hacia mi casa. No paraban de venirme preguntas sobre como estaría mi madre después de haberla dejado ahí sin haber llamado a nadie y haberme marchado aunque fuera inconscientemente. El sentimiento de culpabilidad podía en esos momentos conmigo, me sentía muy débil.
En cuanto comencé el camino de vuelta a mi casa la voz que me había despertado de la anterior pesadilla había vuelto, estaba en algún lugar de mi alrededor, pero dónde...

Vuelve hija, deja de...soñar...

No haré caso, intentan controlarme, pero yo podre más... - Pensé en voz alta.

La voz no ceso durante los más de quince minutos que me costó llegar a mi casa. Lleve la mano al bolsillo derecho donde guardo mis llaves, pero el bolsillo estaba vacío. Tras un rato de incesable búsqueda entre mi vestimenta, recordé la llave que mi madre y yo guardábamos en la ventana de la terraza para esos casos en los que, o bien ella, o bien yo, nos olvidábamos las llaves.
Abrí la puerta y fui corriendo al cuarto de mi madre sin prestar la más mínima atención al resto de la casa. Cuando llegué, grande fue mi sorpresa. Mi madre ya no estaba allí.
Llevaba ya un tiempo sin comer, no sabría precisar si eran horas o días, solo sé que tenia hambre, y note como mi cuerpo se venia abajo.
En aquel momento, la voz regresó:

  Vuelve hija...no caigas...sé que tu eres fuerte...aguanta...

De fondo oía un pitido constante. Había muchas voces envolviéndola voz principal pero esta vez descubrí, que esa voz principal era la de mi madre.
Me deje caer, no podía mas.

El pitido esta vez era intermitente y las voces cada vez mas fuerte. Hice acopio de tosas mis fuerzas y abrí los ojos. Vi a mi madre enfrente de mi, no paraba de llorar aunque su cara comenzó a esbozar una pequeña sonrisa al ver que yo despertaba.
Miré a mi alrededor, ahora si que me encontraba en un médico. Mi camilla estaba rodeado de médicos y enfermeras que poco a poco se fueron calmando entre murmullos.

¿Qué ha pasado mamá? ¿Por qué estoy aquí? ¿Tu estas bien? - Comencé a preguntar impacientemente en busca de respuestas.

Cálmate hija. Yo estoy bien, a mi no me ha pasado nada.- Me dijo mi madre con voz muy calmada mientras se secaba las lagrimas.

¿Cómo que no? ¡Yo te vi en el suelo inconsciente!- Mi cabeza no podía asimilar lo que oía.

Cálmate, eso fue producto de tu imaginación, nada mas. - Insistía mi madre.

La mire con una sonrisa asintiendo aunque mi mente seguía sin creer del todo lo que me decía pero necesitaba saber más.

                Y yo, ¿Qué hago yo aquí?

                Tuviste un accidente contra una furgoneta que te atropelló y se dio a la fuga.

Ahora ya me empezaban a encajar las piezas del rompecabezas... La furgoneta, los faros que se alejaban, el desmayo, los pitidos, el médico...

                Lo siento mamá. - Yo no recordaba nada, pero temía haber sido la causante del accidente.

                 No te disculpes, lo importante es que estés bien y te recuperes pronto.

Gracias mamá – Le dije sonriendo...

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